sábado, 23 de mayo de 2009

I'M A VENEZUELAN IN SEÚL: DÍA 2


Seoul es una metropoli bastante moderna que alberga unos diez millones de personas. De noche hay tantas luces como en Las Vegas. Los coreanos están bastante influenciados por la cultural occidental. La música que predomina es el Hip-Hop. Entras a STARBUCKS y escuchas Ne-Yo, caminas por una típica calle coreana y a lo lejos escuchas Beyoncé. Los coreanos como buenos asiáticos que son, se caracterizan por ser disciplinados y copiarlo todo. No comen a deshoras y todo en la porción necesaria... ni más, ni menos. Son puntuales, les gusta tomar café por las mañanas, son fanáticos del béisbol <<¿Venezuela? ¡Ah, of course Johan Santana y luego se regocijan por habernos vencido en el clásico mundial>>. Aquí ser católico es trendy -ya me lo decía Cobelo-, basta con caminar un par de minutos para toparte con unas cuatro iglesias y por las noche las cruces de colores fluorecentes se pueden divisar a lo lejos. Los coreanos no llevan barba y son extremadamente metrosexuales. Las chicas son bastante coquetas y lucen sus flacas piernas con falditas por encima de la rodilla. Llevar corbatin, las camisas a cuadros y los chalecos están de moda. David Beckham es lo más parecido a Dios. La arquitectura es imponente, los edificios cambian de color por las noches. A los coreanos les gusta el juego, para eso tienen el Seven Luck Casino, pero también creen fervientemente en el amor -lo sé, suena cursi, pero ya verán las fotos-. Miles de parejas suben a diario a N Seul Tower (http://www.nseoultower.co.kr/) para jurarse amor eterno mediante un ritual en el cual deben cerrar un candado en las rejas del cerro Namsan -el equivalente al Ávila en Seoul-. Son millones los candados que pueden encontrarse en ese lugar. Candados de bicicleta, candados con combinación, candados con forma de corazón, esposas para los más kinky, candados de colores, etc.

Aquí no hay latinos. En mi segundo día en Corea me sentí como si vistiera una franela de AD dentro de la sede del PSUV. Pasar desapercibido es misión imposible. También aprendí que el tráfico caraqueño fluye y juré no volver a maldecir cuando me vea atrapado en la Cota Mil. En Seúl fácilmente puedes pasar 3 horas para doblar una esquina, a pesar que llenar el tanque de gasolina puede llegar a costarte unos $80. ¡Bueno ya este post está bastante largo! Les cuento que hoy visité la fabrica de celulares LG y en la tarde fui al laboratorio donde se diseñan y prueban los mismos. Es impresionante. Tuve oportunidad de sentirme como Maxwell Smart al ponerme el nuevo phone watch que probablemente llegue a Venezuela para el último trimestre del año. Por la noche fuimos a cenar -creo que nunca había comido tanto dulce, estoy al borde de un coma diabético- luego un paseo con el tiempo contado para ver la ciudad a través del cristal de la van que nos transporta -y en la que he pasado el 80% del viaje- y antes de dormir mi respectiva llamada a Venezuela a través de un teléfono tradicional... el phone watch lo tuvimos que dejar.


1 comentario:

Viviana dijo...

Que bellos son novios???