martes, 26 de enero de 2010

POLÍTICA MUSICAL



La música y la política siempre han ido juntas a lo largo de la historia. Desde la edad media cuando los juglares denunciaban sus inconformidades a través de canciones. En el llamado período del clasicismo, Amadeus Mozart hacía mofa de la iglesia católica a través de sus composiciones. En los años sesentas, el Rock ‘n’ Roll era la música de combate de los soldados en Vietnam y quienes se oponían al conflicto coreaban “Blowing in the Wing” de Bob Dylan. En la actualidad, un porcentaje significativo de la victoria de Obama se le atribuye al éxito del tema We Are The Ones, compuesto por Will.I.Am de The Black Eyed Peas. La música es poderosa. Ya sea como un arma populista para crear un lazo emocional con el electorado o como vehículo para demostrar la inconformidad ante un régimen.
Es cierto que una canción no puede tumbar gobiernos, pero funge de despertador para quienes se encuentran dormidos. A través de una canción podemos expresar nuestra simpatía o descontento hacia un Presidente, burlarnos de los convencionalismos como lo hizo el punk y hasta denunciar casos de brutalidad policial (N.W.A con Fuck The Police).
Son muchos los temas que han servido de soundtrack para un determinando momento político. Entre ellos “Another Brick in the wall” de Pink Floyd. A través de este track los ingleses criticaban férreamente a los modelos autoritarios que prevalecían en los setentas que buscaban controlarlo todo, incluso la educación, para convertirnos en “Another brick in the wall”. Y es que el mensaje de algunas canciones trasciende su propia música. Los clásicos de Lennon “Working Class Hero”, “Give peace a chance” e “Imagine” serán bandera de mucha gente por los siglos de los siglos. En Venezuela tuvimos a Alí Primera, quien cantaba en defensa del pueblo y en la radio se dejan escuchar algunas composiciones de Rage Against the machine, Green Day, Pearl Jam, Michael Jackson con “The Don’t Really Care about us”, Joan Manuel Serrat, Sabina, System of a Down, Molotov y Desorden Público junto a un infinito etcétera .
La música y la política seguirán viviendo juntas pesé a sus diferencias. Los políticos se aprovecharan de la música para cautivar a las masas –aunque el artista se retuerza en su tumba- y algunos músicos oportunistas vaciarán los bolsillos de los políticos. La música es libertad de expresión, y cada quien le canta a lo que quiere.

*Me hubiese gustado extender esta columna, pero los caracteres son limitados. Hay miles de bandas de Rock que han fijado posición a través de su música, miles de raperos han expresado sus inconformidades y el movimiento punk da para escribir un libro. Pronto estaré retomando el tema. Quizás haga varias entregas.

2 comentarios:

Joaquín Ortega dijo...

Wunderbar bruder!!!

Luza Medina González dijo...

Me gustó la nota y el tema. Deberías extenderla