CARACAS: BELLEZA IMPERFECTA

Con Mónica Pasqualotto. Fotografía: Juan Carlos Castillo.

Vivo en una ciudad que durante la década de los 50s se perfilaba como una de las más importantes metrópolis del mundo, con una arquitectura moderna que marcaba la pauta en Latinoamérica. Sólo basta con mirar al norte para deleitarse con el Hotel Humboldt inaugurado por Marcos Pérez Jiménez en el año 55. Vivo en una ciudad con un clima envidiable y un imponente cerro, El Ávila, pulmón vegetal de Caracas. Vivo en una ciudad con una ubicación geográfica perfecta para los negocios gracias a su acceso al Mar Caribe.
Vivo en una ciudad convulsionada, en la que los políticos son considerados estrellas de rock, las colas son el pan nuestro de cada día y el hampa hace de las suyas todos los fines de semana, pero lo que más me molesta es que vivo en una ciudad con doble moral. Sí, como lo leen. Hago esta afirmación porque he sido testigo de comentarios que catalogan a nuestros lectores como “morbosos” por su devoción a UB. Sin embargo, muchos de los que emprenden la cacería de brujas vistiendo sus trajes a lo KKK se deleitan en las noches viendo pornografía en Internet, mandando mails eróticos o esperando la aparición de alguna “tetica” en la televisión.
Son muchos los que atacan a nuestras modelos por exhibirse en esta revista, pero con qué gusto hojean estas páginas cuando no hay nadie alrededor. Otros critican constantemente, pero guardan con recelo su colección de Penthouse y Hustler. Es triste ver cómo nuestros hermanos colombianos “nos llevan una morena” gracias a un excelente sistema educativo que ha creado una sociedad menos pacata, capaz de hablar sin tabúes de temas como el sexo, capaz de distinguir la diferencia entre una publicación porno y una soft como UB, pero sobretodo, capaz de apreciar sin descalificar y emitir juicios de valor por el hecho que una modelo aparezca con los senos al aire o topless (y cuando digo topless me refiero a que no tienen las manos tapando nada).
Es por eso que este mes, volvemos a nuestras raíces. Retomamos la calle y premiamos al venezolano alegre, “vivarachero” que le gusta disfrutar de una buena fría, mientras contempla la belleza de nuestras mujeres, quienes en septiembre adornan las calles de esta ciudad a la que considero bella, pero imperfecta. En UB tenemos una misión altruista y nos hacemos eco de importantes campañas que se han llevado a cabo con la misión de brindarle un cariño a nuestra ciudad.
Durante los gobiernos de Rafael Caldera, su señora esposa y primera dama, Alicia Prieti de Caldera, desarrolló con éxito el proyecto “Un Cariño para mi ciudad”, un plan que consistía en fusionar el poder del estado junto al de la empresa privada para rescatar, restaurar y mantener los espacios públicos de la ciudad de Caracas. Más tarde se implementó el programa ¡Caracas Te Quiero!, llevando diferentes actividades culturales a sectores populares de la capital.
Este mes, Caracas no cuenta nada más con la Esfera de Soto, la fisiocromía en homenaje a Andrés Bello de Cruz Diez, el Abra Solar de Alejandro Otero, el mural “Conductores de Venezuela” de Zapata o la Ciudad Universitaria de Carlos Raúl Villanueva. Este mes, nuestros espacios públicos son rescatados por Mónica Pasqualotto, quien trasladó sus curvas hasta la Avenida Bolívar para llamar la atención de uno que otro curioso y todos los vigilantes de la zona. Luna Ramos convirtió el Boulevard de Sabana Grande en una pasarela con miles de espectadores desorientados que no tenían idea del asalto bikini. Carmen Izarra recorrió uno de los parques más antiguos de Caracas, Los Caobos y puso firme hasta a los más viejitos. Por último, Estefanía Nebot emprendió su campaña electoral, caminando por sectores populares de la capital, demostrando que su administración será transparente y no tendrá nada que esconder.

Ahora se despide hasta el próximo mes, su editor de confianza y enemigo número uno de las mujeres que calientan como microondas y luego te dejan como el Obelisco de la Plaza Altamira (hablando de Caracas).